Volviendo de nuevo a las fotografías
personales, os traigo en esta ocasión una instantánea tomada desde un lugar muy
singular, la Torre Eiffel. Esta es
parte de la visión que se tiene cuando enfocas la cámara en dirección noroeste.
En la fotografía vemos en primer término los jardines (la antesala) y la
explanada de Trocadéro. Tras el
edificio, que se constituye de algún modo, como la puerta abierta de la
fotografía, podemos apreciar la típica escena urbana haussmanniana, con esos grandes bulevares que, formando un esquema
de estrella, se encuentran en la plaza presidida por la estatua ecuestre del
Mariscal Foch. Aparece una nueva banda horizontal formada por la masa densa de
viviendas que conformaron el casco urbano del siglo XIX y seguidamente vemos
una mancha verde horizontal que no es otra que la del extensísimo Bois de Boulogne, parque que
tradicionalmente, desde el siglo XIX se asoció a la alta burguesía parisina. Esta
línea verde, marca de algún modo un horizonte imaginario en la fotografía, dividiendo
dos zonas urbanas con características diferentes: la zona urbana eminentemente
residencial y ya en el último tercio superior de la fotografía, un conjunto de
rascacielos que, con su verticalidad, contrastan con las bandas horizontales
que hemos mencionado hasta ahora.
En cuanto al color, predominan sobre todo los
tonos grises y azulados, por el predominio de la edificación y por una
atmósfera algo turbia. Estos contrastan sobre todo con el verde que aparece
en primer plano.
Scaramuccia.
¡Qué vista! La fotografía es impresionante. He ido a París, pero reconozco que nunca he subido. Muy bien.
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